sábado, 11 de noviembre de 2017

Incidente crítico

En alguna ocasión, tras haber realizado la compra on-line de un billete de autobús o avión, me he encontrado con que se abría una pestaña nueva en el buscador, ofreciendo un vale de cierta cantidad de dinero para gastar en futuras compras de billetes. 

Por un lado, me sorprende que regalen dinero con esa facilidad, sin haber participado en ningún sorteo ni haber sido consciente de promoción alguna. Al mismo tiempo, me asombro al ver que la empresa que se encarga de ofrecer este dinero nada tiene que ver con aquella a la que he pagado por el billete. Esto produce que empiece a sospechar.

Además, me doy cuenta de la gran cantidad de datos a introducir: nombre y apellidos, dirección postal y correo electrónico, número de teléfono, etc. me doy cuenta de que se trata de un engaño casi con total certeza, y no tomo el riesgo de intentar ver qué pasa. Considero que las consecuencias negativas superarán, con toda probabilidad, al supuesto ticket regalo del que hablan. 

Finalmente, siento frustración, porque a pesar de no haber caído en la que considero una trampa, mi subconsciente en un primer momento se ha sentido con la tentación de hacerlo. Reflexiono acerca del poder de la publicidad que considero engañosa, sobre la manera en que un mensaje visualmente atractivo y redactado con cierta estrategia puede tentar al cliente. Y me quedo con las ganas de saber qué hay detrás de ello, hasta qué punto es una mentira o no y, en qué medida se aprovechan de la gente que cae en su trampa.

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